sábado, 25 de noviembre de 2023

El Amor existe (Cristina Peri Rossi )

 

El amor existe
como un fuego
para abrasar en su belleza
toda la fealdad del mundo.

El amor existe
como un presente de las diosas
benignas
a quienes aman la belleza
y la multiplican,
como los panes y los peces.

El amor existe
como un don
sólo para quienes están dispuestas
a renunciar
a cualquier otro don.

El amor existe
para habitar el mundo
como si fuera
el paraíso
que un amante distraído perdió
por pereza
por falta de sabiduría.

El amor existe
para que estallen los relojes

lo largo se vuelva corto

lo breve infinito

y la belleza borre
la fealdad del mundo.

 

Cristina Peri Rossi

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                                                   ÍA   (ESTILO KLIMT)

LA SEMILLA DEL DIABLO (Rosemary's Baby, 1968)

 

CARTELERÍA

 

            Ira Levin fue un escritor neoyorquino admirado por muchos novelistas, entre otras cosas,  por la maravillosas tramas  que aplicaba a sus novelas de suspense. Stephen King decía de él que era “el reloj suizo” de este género narrativo.

            Películas como “Los Niños del Brasil”(1978) o “Las Mujeres de Stepford”(1975), película que tuvo tres secuelas en TV y un remake cinematográfico titulado “Las Mujeres Perfectas”(2004) protagonizado por Nicole Kidman y dirigida por Frank Oz, están basadas en novelas suyas que se convirtieron en éxitos de ventas

            Si tengo que destacar uno entre todos estos best sellers, me quedo con “El Bebé de Rosemary” que fue adaptada a la gran pantalla por Roman Polansky y que en España se estrenó con el desafortunado título de “La Semilla del Diablo”

            Y digo esto porque debido a esa vieja costumbre que tenemos en nuestro país de cambiar muchos de los títulos originales de las películas, en esta ocasión, el “lumbreras” encargado de titular el film, se lució de lo lindo revelando con el título lo que el director iba a ir desvelando al espectador durante el visionado de la peli. Vamos, lo que se dice un spoiler prematuro (y lamentable)

            A principios de 1967, el productor William Castle, famoso por dirigir películas de serie B de todos los géneros, le llevó a Robert Evans, por aquel entonces productor ejecutivo de “Paramount Pictures”, el borrador de una novela de Ira Levin titulada “El Bebé de Rosemary” que estaba a punto de publicarse. Castle había comprado los derechos para llevarla al cine y quería asociarse con “Paramount” pensando en poder  producirla y dirigirla

            Tras su lectura, Evans vio las posibilidades que tenía la historia y le compró los derechos por 250.000$, aceptando además que Castle produjera el film a cambio de un porcentaje de los beneficios pero,  para dirigir la película iba a contar con Roman Polansky, un emergente director europeo que aun no había dirigido nada en suelo norteamericano.

             Polansky que acababa de rodar “El Baile de los Vampiros”(1967) leyó la novela en una noche y aceptó el proyecto diciéndole a Evans, que además, se haría cargo de escribir el guion

            Aprobaron un presupuesto inicial de 1.900.000$, que finalmente se aumentó hasta los 2.300.000$ que fue lo que terminó costando la película.

            Polansky que era la primera vez que adaptaba la obra de otro escritor fue muy riguroso con la novela original a la hora de escribir el guion. Respetó fielmente la estructura e incluso los diálogos utilizados por Levin, tanto es así, que éste llegó a declarar que la película era “la adaptación más fiel de una novela jamás salida de Hollywood”

ESPAÑA

            En tres semanas, Polansky presentó un primer borrador de 272 páginas.  Por su doble tarea de director y guionista, cobró 150.000$.

            A comienzos del verano de 1967 inició a confeccionar el reparto del film. En este apartado, la labor más complicada fue encontrar a los dos intérpretes que asumieran los papeles de Rosemary y Guy, la pareja protagonista, que encarnaría al matrimonio Woodhouse

POLONIA

            La primera opción de Polansky para el papel de Rosemary fue Tuesday Weld, pero la actriz rechazó el trabajo. Luego, se lo propuso a Jane Fonda que también rechazó la oferta y se fue a rodar “Barbarella”(1968) con su marido Roger Vadim. Otras actrices que fueron consideradas para el papel fueron Julie Christie, Elizabeth Hartman y Patty Duke que incluso llegó a audicionar para el papel.

            Polansky había descartado a Sharon Tate porque le parecía poco ético “enchufar” a su novia en la producción

FRANCIA

            Fue Robert Evans quien le propuso al director el nombre de Mia Farrow, una joven de 22 años, hija del director de cine John Farrow y de la actriz Maureen O’Sullivan, que intervenía en “Peyton Place”(1964-1969) una serie televisiva de mucho éxito en ese momento y que además estaba casada con Frank Sinatra, con todo el atractivo mediático que eso conllevaba.

           Aunque el tipo físico de la actriz se alejaba del descrito por Levin en la novela, Polansky no tuvo ninguna duda en otorgarle el papel

POLONIA

            Tanto Evans como Polansky querían que el personaje de Guy Woodhouse fuera interpretado por Robert Redford, pero en ese momento el actor estaba de pleitos con la "Paramount" y por esta razón, fue desestimado.

             La segunda opción fue Robert Wagner que tuvo que rechazarlo porque estaba comprometido con la famosa serie televisiva “Ladrón sin Destino” (It Take a Thief, 1968-1970). Wagner lleva arrepintiéndose de esto toda su vida.

             Otros actores considerados fueron Jack Nicholson, Warren Beatty, Burt Reynolds y Richard Chamberlain

ITALIA

            Finalmente, Polansky le ofreció el papel a John Cassavetes, un actor al que había conocido en Londres y que gozaba de gran prestigio dentro de la industria debido principalmente por su faceta como director vanguardista y de arriesgadas propuestas.  

            Cassavetes aceptó el papel y durante el rodaje tuvo sus más y sus menos con Polansky debido a las diferencias abismales que ambos mantenían en sus estilos de trabajo. Mientras Polansky era un tipo estructurado, metodista, un perfeccionista al que le gustaba tenerlo todo controlado, Cassavetes era un tipo visceral al que le gustaba improvisar y dejarse llevar por las sensaciones del momento y detestaba ese férreo control que el director imponía durante la filmación de escenas. De hecho, el actor aceptaba actuar en las películas para poder sacar adelante sus proyectos como director de cine independiente

MÉXICO

            Para interpretar al matrimonio Castevet, la atenta pareja de vecinos, William Castle sugirió a Alfred Lunt y Lynn Fontanne, veterano matrimonio con una extensísima carrera a sus espaldas en los teatros de Broadway, pero al final, los personajes fueron interpretados por dos veteranos de Hollywood: Sidney Blackmer (Roman) y Ruth Gordon (Minnie) que se llevó el único Oscar conseguido por la película.

            El resto de buenos amigos de la pareja protagonista se completó con un experimentado grupo de estupendos actores secundarios: Ralph Bellamy, Maurice Evans, Patsy Kelly, Elisha Cook Jr., Emmaline Henry, Hope Summers, Phil Leeds y Charles Grodin entre otros

BRASIL

            Cuando Polansky se hizo cargo del proyecto, su primera petición fue que Richard Sylbert fuera su diseñador de producción. Fue Sylbert quien propuso a Ruth Gordon para el papel de Minnie Castevet y también fue de él la idea de representar el ficticio edificio Bramford (sin duda, junto con Rosemary, el personaje más importante de la peli) usando el famoso edificio Dakota de Central Park en Nueva York.

            Los impresionantes apartamentos de la película fueron decorados construidos por George R. Nelson en los sets de rodaje de los estudios  Paramount en Los Ángeles (California). Nelson fue un maestro en su profesión, responsable de los decorados de peliculones como “Pequeño Gran Hombre”(1970) y “Apocalypse Now”(1979). Ganó el Oscar con “El Padrino II”(1974) 

OLIVIER COURBIET

            El rodaje se realizó entre el 21 de agosto y el 20 de diciembre de 1967 y fue bastaste conflictivo.

            Además de los continuos enfrentamientos entre Polansky y Cassavetes, el perfeccionismo del director hacía que las sesiones resultaran interminables. Podía tardar varias noches en rodar una escena que cualquier otro la hubiera filmado en un par de horas. Muchos días los actores terminaban su trabajo convencidos de que estaban en manos de un tirano y por si esto no fuera suficiente, apareció en escena Frankie Sinatra amenazando con romperle las piernas al director polaco

JOHN J. LOMASNEY

            Sinatra quería que su señora protagonizara junto a él “El Detective”(1968) el film que iba a rodar con Gordon Douglas.  El actor estaba retrasando el inicio de su rodaje para darle tiempo a Polansky a que terminara la peli. Pero Polansky llevaba su ritmo y ni se inmutaba de las continuas amenazas e intromisiones de Sinatra en el rodaje de su película. Frankie lo único que consiguió fue enturbiar todavía más un ambiente ya de por sí bastante caldeado,  para terminar protagonizando su película junto a Lee Remick con la que según cuentan las malas lenguas, inició una relación sentimental

MIKIEDGE

            Sinatra percibía que “La Semilla del Diablo” podía ser la película que convirtiera a Mia Farrow en una actriz cotizada y esto era algo que tampoco le hacía mucha gracia, así que decidió cortar su matrimonio de la forma más drástica posible: enviando a su abogado al set de rodaje con los papeles de divorcio. 

            La joven actriz que no se esperaba este desenlace acusó psicológicamente el golpe, provocándole un profundo abatimiento hasta  prácticamente el fin de la producción. Lo que le vino muy bien al “zorro” de Polansky, ya que aprovechó el estado de ánimo de la actriz para integrarlo, de forma magistral, en el personaje que estaba interpretando

            El director de fotografía William A. Fraker conectó a la perfección con el director polaco. Polansky tuvo  una peculiar e ingeniosa manera de rodar el film que pasa desapercibida para el espectador, muchas escenas están filmadas con una toma ininterrumpida y sin apenas cortes. Además hace encuadres donde no vemos a los personajes,  pero sin embargo, sabemos lo que está pasando, un inteligente recurso para convertir al espectador en una especie de voyeur.

            La escena en la que Rosemary anda alelada entre los automóviles está rodada “a las bravas” es decir, con todo el tráfico , en hora punta y sin ningún control sobre la circulación. Como ningún operador se atrevía a hacerlo, Polansky cogió la cámara y siguió a Mia Farrow. Ambos cruzaron 6 carriles de la 5ª Avenida neoyorquina mientras el director le iba diciendo a la actriz: “Tranquila, querida. Nadie se atreverá a atropellar a una embarazada”

            La música del film fue compuesta por Krzysztof Komeda, el habitual colaborador de Polansky en estos menesteres. El joven compositor se vale de sus habituales recursos jazzísticos para sacar adelante una extraordinaria banda sonora; innovadora, vanguardista y muy original como toda su obra. Resalta sobre todo el tema principal, una inquietante canción de cuna tarareada por Mia Farrow que desde la escena de apertura del film y a ritmo de vals, se va metiendo  en el cerebro creando cierto malestar, un curioso mal rollito

JANA HEIDERSDORF

            En mayo de 1968 se empezó a trabajar en el montaje del film. El corte final de Polansky duraba 4 horas y como no tenía claro del todo que cortar, dejó la edición en manos de Sam O’Steen.

            La película se estrenó en Nueva York el 12 de junio de 1968 y el estreno en España fue el 3 de febrero de 1969.

            A pesar de ganar el David di Donatello y el Fotogramas de Plata y estar nominada a Mejor Actriz en los Premios Laurel, los BAFTA y el Globo de Oro, increíblemente Mia Farrow no fue  nominada al Oscar, una injusticia más en el historial de la Academia.

            En fin, posiblemente sea la mejor peli de terror de la década de los 60. Sin duda inspiradora de films de la década siguiente como “El Exorcista”(1973) o “La Profecía”(1976). Creo que la originalidad de Polansky en esta película es lograr ubicar el terror en unas situaciones cotidianas, entre amigables vecinos y conocidos, estableciendo la atmosfera en un edificio de apartamentos a plena luz del día y jugando sobre todo con la ambigüedad de la premisa que nos plantea. Con una esplendida puesta en escena que aprovecha para exhibir sus habilidades en el tratamiento del espacio, creando un laberinto que va desde el momento en que la joven pareja es engullida por el siniestro edificio Bramford (que durante el metraje parece como si se transformara) hasta el climax  final en el que tanto el personaje de Rosemary como el espectador  se dan cuenta de que han sido hábilmente manipulados por la mente brillante de un cineasta que “lo único” que ha hecho ha sido sumergirlos en un desasosegante desconcierto. 

             No es de extrañar pues que de su película, Polanski dijera: “Yo no quiero que el espectador piense esto o aquello, quiero que no esté seguro de nada”.

 

 

 

 

 

 


                                                   Hasta la próxima