viernes, 14 de octubre de 2016

Galería Fotográfica de Curiosidades Cinematográficas 5. LON CHANEY

LEONIDAS FRANK CHANEY nació el 1 de abril de 1883 en Colorado Springs y murió en Hollywood el 26 de agosto de 1930 a la edad de 47 años.


No cabe duda que ser hijo de padres sordomudos fue algo que le ayudó a convertirse en uno de los mitos del Cine mudo y en un referente del dominio del gesto y la pantomima dentro del mundo del 7º arte.

Acudía a los rodajes (en aquella época se hacían películas como churros) cargado con su maletín de maquillaje y miraba en el cartel el tipo de personaje que se requería; indio, gitano, caníbal... era capaz de transformarse en cualquiera.


En sus 17 años de carrera, interpretó clásicos literarios como "Oliver Twist" (Frank Lloyd, 1922) o "La isla del tesoro" (Maurice Tourneur, 1920)


         

                                                     


       

                         Cine negro "El hombre sin piernas" (Wallace Worsley, 1920) y melodramas,









    Cine de aventuras "Los pantanos de Zanzibar" (Tod Browning, 1928)

   




          Superproducciones como "El jorobado de Notre Dame" (Wallace Worsley, 1923) y "El fantasma de la Opera" (Rupert Julian, 1925)
 Y sobre todo el Cine de Terror, género cinematográfico en el que se le considera como la primera gran estrella de Hollywood.

Entre cortos y largometrajes, intervino en más de 150 películas de todos los géneros.





El recurrente mundo del circo lo visitó en más de una ocasión, de hecho fue con "El que recibe el bofetón" (Victor Sjöström, 1924) con el que pegó su primer pelotazo en la Metro, después daría vida a Alonzo, el lanzador de cuchillos en la película "Garras humanas" (Tod Browning, 1927).










                  La historia de esta película se desarrolla en España y                                     hay que reconocer que da el pego como                                                   gitano macareno.                                                                            




Y volvió a ponerse las pinturas de payaso para la película "Rie, payaso, rie" (Herbert Brenon, 1928) como podemos ver en esta fotografía acompañado de una jovencísima Loretta Young.


            Sus mejores trabajos son sin duda las dos superproducciones que rodó en toda su carrera.

Para interpretar a Quasimodo en "El Jorobado de Notre Dame" (Wallace Worsley, 1923) se colocó una prótesis de 30 kgs. de goma para la chepa y pesas y correas para deformar y retorcer su cuerpo; de este modo, estaba obligado a moverse como requería el personaje.


                                  El resultado, espectacular para la película.

     A él, le quedaron secuelas en la vista y en la espalda para el resto de su vida.

Y para el papel de Erik en "El Fantasma de la Opera" (Rupert Julian, 1925) se curró un maquillaje que 90 años después sigue siendo espeluznante; con decir que casi mata a su compañera de reparto del susto, sobra. (Mary Philbin, Christine en la película, desconocía como iba a disfrazarse el cachondo de Chaney).


Posiblemente sean las dos mejores versiones de las novelas de Victor Hugo y de Gaston Leroux que se han  hecho hasta la fecha.

Entre las películas perdidas del Cine, una de las más buscadas, por no decir la que más es "La Casa del Horror" (Tod Browning, 1927). La última copia que había se quemó en los estudios de la Metro en el año 1967. De todas maneras aquí os dejo una foto por si alguien la tiene y me la quiere dejar.

                                







                               
La caracterización, merece la pena.
Es como para encontrártelo a las cuatro de la mañana por la calle.












Y para terminar os diré que hay un biopic interpretado por el genial James Cagney titulado "El hombre de las mil caras" (Joseph Pevney, 1957) que es la película que recomiendo hoy a todos los que no la hayan visto.










Lon Chaney fue un gran profesional, respetado y querido por todo el gremio de actores, que ayudó a los que empezaban y acogió a los que llegaban de fuera (el gran actor inglés Boris Karloff fue un gran amigo suyo) y que de no haber muerto tan joven seguro que hubiera triunfado en el cine sonoro.

Del estudio embrujado de la Universal y de otras anécdotas de su leyenda ya hablaré más adelante cuando salgan más fotos y como este monográfico es una entrega especial, pues en lugar de un cartel, os dejo dos.

Hasta la próxima.



                               
EL JOROBADO DE NOTRE DAME de Wallace Worsley, 1923







EL FANTASMA DE LA OPERA de Rupert Julian, 1925