CARTELERÍA
Sam Spade, el detective privado por antonomasia, hizo su primera aparición pública en las páginas de una novela publicada en 1930 titulada “El halcón maltés”.
Era la tercera novela de su autor, Dashiell Hammett, y la que le otorgó respetabilidad como escritor
Nacido en el seno de una familia de campesinos, Dashiell Hammet trabajó como investigador privado en Baltimore, en la mítica Agencia de Detectives Pinkerton y participó en la 1ª Guerra Mundial donde enfermó de tuberculosis dejándole secuelas permanentes en su salud para el resto de su vida
Su pasión por la literatura despertó a principio de los años 20, llegando a alcanzar la fama durante la Gran Depresión
Su estilo narrativo, escueto y áspero, fascinó a los lectores de la época y sigue fascinando a los de hoy.
“El halcón maltés” obra de un realismo implacable y su protagonista el cínico detective Sam Spade encandilaron inmediatamente a la industria de Hollywood
Nada más editarse la novela se filmó la primera versión, estrenada en España con el título de “El halcón”(1931).
Apenas cinco años después llegó el primer remake titulado “Satan met a lady”(1936) que nada tenía que ver con la novela de Hammett. Venía a ser una parodia en la que el codiciado halcón pasaba a ser… un cuerno de cabra cuajado de diamantes.
Ambas versiones son para olvidar y sobreviven únicamente como rarezas de filmoteca
Henry Blanke era un jovial berlinés que emigró a Estados Unidos. Sus buenos trabajos hicieron que pronto se hiciese un hueco como hombre de confianza en los estudios Warner Bros. En 1933 se convirtió en uno de los productores fijos del estudio.
Hombre clave en la carrera de Humphrey Bogart y de actrices como Bette Davis, el destino quiso que durante el rodaje de “Jezabel”(1938) conociera y le cayera en gracia uno de los guionistas del film, un joven impertinente y pendenciero llamado John Huston
Huston llevaba desde 1930 colaborando esporádicamente en el mundo del cine como escritor de diálogos adicionales, pero como era un culo de mal asiento, no terminaba de interesarse por nada.
Fue a raíz de su matrimonio con Leslie Banks lo que le hizo madurar; empezó a trabajar en el teatro y eso significó para él una fuente de nuevas y valiosas experiencias
En 1937 consiguió un contrato con Warner Bros como guionista de plantilla y Blanke se convirtió en su protector.
Su trabajo en producciones como “Juarez”(1939), “El último refugio”(1941) y “El sargento York”(1941) consolidaron su posición dentro de la compañía.
Trabajar junto a grandes directores como Howard Hawks, Raoul Walsh y sobre todo con William Wyler, despertó su interés por la dirección de películas
Cuando renovó su contrato como guionista, se le concedió una cláusula por la que le daban la opción de dirigir una película.
Huston se había quedado muy frustrado al ver su guion de “Juárez”(1939) reescrito por Paul Muni, el protagonista de la película y en ese momento se juró que en cuanto tuviese la ocasión dirigiría sus propios guiones.
Así que en cuanto pudo hizo uso de la clausula de su contrato
Blanke como siempre apoyó a su pupilo ante Hal Wallis, responsable supremo de la producción en la Warner. Lo que no esperaban ni Wallis ni Blanke es que Huston eligiera “El halcón Maltés” para su primera película como realizador.
El estudio no iba a gastar más de 300.000$ en la producción. Una película de serie B con cuatro semanas de rodaje y la popularidad de Dashiell Hammett y de sus novelas, hacían la inversión una apuesta casi segura
Huston por su parte no tenía el menor interés en arriesgarse. Había escrito un guion detallado al máximo con buena parte de los diálogos de Hammett transcritos tal cual y, pintor aficionado, hasta se tomó el trabajo de dibujar la película entera plano por plano. Gracias a esto la producción terminó dos días antes de lo programado y 54.000$ por debajo del presupuesto
George Raft fue la primera elección del estudio para encarnar a Sam Spade. Aprovechando una cláusula de su contrato que le permitía no trabajar en remakes, rechazó el papel. La verdad es que no quería poner su carrera en manos de un director novato.
Paul Muni hizo tres cuartas partes de lo mismo.
Así que el papel le cayó del cielo a Humphrey Bogart; bueno, a Bogart y a John Huston que cuando fue informado de quién iba a ser su protagonista pensó que era una bendición divina.
“El halcón maltés” fue la primera de las cinco películas que el actor rodaría a las órdenes de Huston y la que lo convirtió en un astro de pleno derecho, gracias a una creación particularmente sardónica del héroe creado por Dashiell Hammett
La chica de la película era uno de los personajes clave y había que hilar muy fino para no equivocarse en la elección de la actriz que lo interpretase.
Huston quería evitar los estereotipos y a Bette Davis que ya lo había interpretado en “Satan met a lady”.
El director pasó revista a prácticamente todas las actrices en nómina del estudio. Pero fueron su padre, el actor Walter Huston y el director William Wyler quienes le dieron la solución: Mary Astor, una actriz que había trabajado con ambos en “Dodsworth”(Desengaño, 1936)
Mary Astor poseía un estilo a la vez delicado e incisivo, muy idóneo para caracterizaciones de mujeres frágiles y fatales a un tiempo. Fue una buena elección, después de ver la película es difícil imaginar otra Brigid O’Shaughnessy distinta de Mary Astor
El talento o la fortuna inspiraron igualmente a Huston para hallar otros tres actores que literalmente son los dobles de sus personajes descritos en la novela.
Peter Lorre con su aire de fauno mundano e inquietante, era la encarnación misma del afeminado y retorcido Joel Cairo.
Elisah Cook jr, otro de los secundarios de lujo de los años 40 y 50, era perfecto para dar vida al diminuto, peligroso y vulnerable Wilmer, el pistolero con cara de niño.
Pero el hallazgo más memorable del director fue el de Sydney Greenstreet, un actor inglés que llevaba 40 años trabajando en teatro y sin ninguna experiencia cinematográfica
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