miércoles, 28 de mayo de 2025

REBELIÓN A BORDO (Mutiny on the Bounty, 1962)

 

CARTELERÍA


           Si hablamos de cine, ningún motín marítimo ha sido tan célebre como el de la “Bounty”, ocurrido en el océano Pacífico el 28 de abril de 1789 a bordo de un navío de la Marina Real Británica que había zarpado desde Gran Bretaña para recoger plantas de “árbol del pan” en Tahití y transportarlas hasta las Antillas 

            En 1936, “La Tragedia de la Bounty” (1935), una película de Metro-Goldwyn-Mayer dirigida por Frank Lloyd y protagonizada por Clark Gable y Charles Laughton, obtuvo el Oscar a la Mejor Película y se convirtió en todo un clásico del cine de aventuras exóticas.

            En la década de los 50, “La Metro” decidió rehacer alguno de sus éxitos en blanco y negro aplicando las nuevas tecnologías del color y esta fue una de las elegidas. Sería una superproducción y para aprovechar al máximo el formato panorámico y el “Technicolor”, se filmaría en Tahití

            En un principio pensaron en darle la dirección a John Sturges y los papeles protagonistas a Spencer Tracy como el Capitán Bligh y a Burt Lancaster como Fletcher Christian pero la llegada a “La Metro” de Aaron Rosenberg, cambió este planteamiento inicial.

            Rosenberg estaba considerado uno de los tipos más creativos de la industria gracias a producir un buen puñado de buenas películas como:  “Winchester 73”(1950) y “El Mundo en sus Manos”(1952)

            Lo primero que hizo fue poner 6.000.000$ sobre la mesa. Decidió asignar la dirección a Carol Reed y empezar a hacer las gestiones para convencer a Marlon Brando para que protagonizara la película.

            Brando acababa de rechazar el papel protagonista de “Lawrence de Arabia”(1962) declarando: “Tendría que estar loco para pasar dos años de mi vida en un jodido camello”.

            De “Rebelión a Bordo” llegaron a ofrecerle los dos papeles principales y aunque los rechazó en varias ocasiones, terminó aceptando el personaje de Fletcher Christian con una serie de condiciones

            Exigió que el guion no fuera una copia del de la versión de 1935. Él personalmente tendría que dar la aprobación además de al guion, al casting elegido por el estudio.

            El actor firmó un contrato de 500.000$ además de un 10% de la recaudación bruta, 5.000$ por cada día adicional de rodaje y por si esto no fuera poco, 10.000$ semanales para gastos… es lo que tenía ser una estrella y en aquella época, muchos estudios eran capaces de vender su alma al diablo con tal de fichar a alguna de ellas

ESPAÑA

            El primero en ser contratado para escribir el guion fue Eric Ambler. Le  encomendaron que combinara material de las tres novelas de Nordhoff y Hall que relataban los hechos históricos y de las que MGM poseía los derechos. Este primer libreto fue enseguida rechazado por Brando.

            El guion de la película necesitó más de veinte reescrituras y aunque el único que aparece en los créditos es Charles Lederer, la verdad es que en la escritura intervinieron hasta seis guionistas distintos, entre ellos Borden Chase, el guionista de “Río Rojo”(1948)

ALEMANIA

            Para interpretar al Capitán William Bligh se necesitaba a un actor de carácter. Un tipo capaz de dar la réplica al personaje de Brando y capaz de mantener ese duelo interpretativo durante todo el metraje. Las primeras opciones fueron Jack Hawkins y Peter Finch pero finalmente, decidieron darle el personaje a Trevor Howard.

            La contratación del londinense Carol Reed para dirigir el film, propició que gran parte del reparto estuviera formado por actores británicos como Hugh Griffith, Richard Haydn, Percy Herbert, Gordon Jackson, Noel Purcell y Richard Harris que aceptó el papel principalmente,  porque deseaba trabajar con su admirado Marlon Brando

FRANCIA

            Para interpretar el papel de Maimiti, la amante de Fletcher, contrataron a Tarita, una chica polinesia de diecinueve años que bailaba el tamuré en los hoteles de la isla antes de ser seleccionada entre un centenar de aspirantes.

            Marlon Brando llegó a Tahití el 28 de noviembre de 1960. Rechazó la lujosa residencia que le habían preparado y se instaló en una fare, una especie de cabaña de paja que es la vivienda tradicional polinesia, acompañado únicamente de su secretaria y su personal más cercano y por supuesto lejos del resto de actores y técnicos

ITALIA

            Cautivado por el paraíso que le rodeaba, el actor no tardó en colocarse un “sarong” y una flor de franchipani detrás de la oreja e integrarse de lleno en la vida de la isla, seducido por el paisaje, las nativas y sobre todo por Tarita, de la que enseguida cayó rendido a sus encantos. De hecho, la aspirante a actriz, se convirtió en su tercera esposa en 1962.

            Brando se sintió tan atraído por ella, que se comprometió a formarla como actriz, pero la joven no memorizaba sus líneas de texto y tuvieron que repetir infinidad de veces todas sus tomas

NORUEGA

            MGM no escatimó en gastos, se construyó una réplica del “HMS Bounty” siguiendo los planos existentes en los archivos del Almirantazgo Británico. Esto era la primera vez que se hacía para un rodaje cinematográfico. Además, el navío original medía 26 metros de eslora, pero el nuevo lo construyeron con 36 metros de eslora, esta ampliación de espacio era necesaria sobre todo en la cubierta del barco para poder mover las cámaras durante el rodaje.

            La construcción del barco se hizo de manera tradicional en los astilleros “Smith & Rhuland” de Lunenburg, Nueva Escocia. En lugar de los seis meses previstos para su construcción, se necesitaron nueve

POLONIA

            Participaron más de 200 trabajadores. Se utilizaron más de 400.000 tablones de madera, se cosieron a mano más de 8.000 metros cuadrados de lona para confeccionar las 18 velas y necesitaron más de 16.000 metros de cuerda. Su altura desde la cubierta a lo más alto del palo mayor era de 32 metros y su coste final fue de 750.000$.

            El rodaje estaba previsto para que comenzara en octubre de 1960. El atraso en la construcción del barco propició que el productor se encontrara con más de 100 personas, entre miembros del equipo y gente del reparto, a los que había que alojar mientras comenzaba el rodaje. Esto originaba un coste aproximado de 50.000$ diarios. La verdad es que desde el inicio, la producción fue un chorreo continuo de dinero, allí estaba Rosenberg manteniendo a toda su gente, pero sin barco, sin guion terminado y con un presupuesto que, sin haber filmado aun ni una escena, ascendía ya a unos 8.500.000$.

            Por poner solo un ejemplo: en guionistas se gastaron 237.000$

DINAMARCA

            Finalmente, el barco llegó a Tahití el 4 de diciembre de 1960 y casi dos meses después de la fecha prevista, comenzó el rodaje.

            La escena en la que la “Bounty” llega a Tahití, se filmó en Matavi Bay, el mismo lugar donde recaló la nave en 1788. En la filmación intervinieron 6.000 figurantes que cobraban 10 dólares al día. A las chicas, para no tener problemas con la censura se les obligó a cubrirse los pechos y por estética se les asignaba unas dentaduras postizas que tapaban las manchas y las caries. Se prepararon 5.000 de ellas y durante la primera semana de rodaje, muchas desaparecieron, lo que obligó a que un empleado del estudio se dedicara durante todo el rodaje a repartir las dentaduras cuando llegaban los figurantes y recogerlas al final de la jornada

CHECOSLOVAQUIA

            El rodaje se convirtió en un disparate continuo en el que su actor principal hacía lo que le daba la gana. Brando, con el beneplácito del estudio que en ningún momento hizo nada para ponerle límites a la estrella, se había transformado en el rey de la isla y sacó a relucir todo su repertorio de excentricidades personales contribuyendo con sus peticiones a la debacle presupuestaria.

            Entre otras cosas, exigió una lancha fueraborda equipada con radio para su uso personal por la isla, también consiguió que le enviaran por avión desde América el “New York Times”, acompañado de  pavos, jamones y cajas de champán que luego consumía en sus noches locas de alcohol y mujeres que organizaba después de su jornada laboral. Además, disponía de cualquier empleado del equipo para sus asuntos personales, lo mismo para decorar su casa que para confeccionarle su guardarropa particular y a todo este descontrol, añádase que todos los días tenía sus enganchadas durante el rodaje con el director

FRANCIA

            Carol Reed intentó convencer a Sol Siegel, jefe de producción, de que despidieran a Brando porque estaba retrasando la producción. Al no conseguirlo, pidió ser relevado del puesto, a lo que “La Metro” se negó. Finalmente, los problemas siguieron y Siegel terminó despidiendo a Reed. Si se le hubiera permitido renunciar, Reed no hubiera cobrado ni un céntimo por su trabajo, pero como fue despedido se embolsó 200.000$ por su intervención en el film.

            A Brando, el director le había durado 3 meses escasos y esto originó el enfado de todo el contingente de actores británicos que estaban de parte de su compatriota, el director injustamente despedido.

            La situación estaba fuera de control porque a todo este problema en el tema laboral hay que añadir otro problema en el tema festivo y es que tanta fiesta y tanto “desmadre amoroso” originó una epidemia de enfermedades venéreas, conocida como “gripe de la MGM” que arrasó con todo el personal: actores, técnicos y hasta los figurantes. No se libró ni Brando

ESPAÑA

            Para colmo de males y debido al atraso en el rodaje, llegó la temporada de lluvias acompañada de vientos huracanados que a punto estuvieron de destrozar el barco, así que todo el equipo se trasladó a los estudios de “Culver City” y aprovecharon para filmar las escenas de interiores.

            Para sustituir a Reed en las labores de dirección, “La Metro” había llamado a Lewis Milestone, todo un veterano, ganador de 2 Oscars y que estaba de vuelta de todo. Brando aceptó al nuevo director y las primeras semanas no hubo ningún problema entre ellos, pero cuando volvieron a Tahití, Brando, que ya ejercía de guionista porque cambiaba el guion cuando le daba la gana, decidió ningunear al nuevo director y tomar él también la batuta en este cometido

ITALIA

            Milestone, que era un “zorro viejo” en lugar de enfrentarse con la estrella, decidió dejarle hacer y sentarse a leer el “Hollywood Reporter” y cuando el productor le preguntó si no pensaba hacer nada, le contestó: “¿Para qué? Cuando se acabe la película, iré a verla al cine”.

            En la primavera de 1961, Brando y Milestone apenas se hablaban. Cuando terminaba la jornada de rodaje, el actor solía comprar un cubo de helado de 20 litros, remar hasta la laguna y allí, acompañado de Tarita y sus amigas, comérselo. Esto y otros excesos hicieron que Brando empezase a engordar de tal forma que su vestuario tuvo que irse rehaciendo durante el resto del rodaje. Moss Brady, el diseñador de vestuario terminó haciéndole los pantalones poniendo cinta elástica en la cintura.

            Dicen las malas lenguas que Brando durante el año de rodaje engordó 20 kilos y reventó 52 pantalones

ALEMANIA

            La relación con Milestone estaba deteriorada y el director hacía su trabajo transigiendo con que su estrella convirtiera cada jornada de rodaje en un auténtico caos. Las continuas exigencias de Brando cambiando el guion antes de una toma exasperaban a los actores que tenían que compartir la escena con él. Sobre todo a Trevor Howard y a Richard Harris que sabían sus líneas de texto de memoria y tenían que cambiar a las que la “prima donna” demandaba. Además, esas reescrituras al único que no afectaban era a Brando, porque él ni tan siquiera se tomaba la molestia de aprenderse sus frases, las tenía escritas en grandes carteles distribuidos por el decorado y según le viniera el aire, las leía, las cambiaba e incluso las omitía, originando el consiguiente desconcierto y “mosqueo” con el director, el operador, los técnicos y por supuesto sus compañeros de escena.

            Tanta idiotez y falta de profesionalidad por parte del astro, terminó desembocando en una sonora trifulca durante el rodaje de una escena con Richard Harris. No llegaron a las manos, pero casi. Este incidente originó que los dos actores se negaran a aparecer juntos en el set y a partir de entonces, Brando interpretaba las secuencias con Harris frente a un doble y Harris, cuya admiración por Brando se había ido por el sumidero del barco, utilizó para sustituirlo: una caja

JAPÓN

            El rodaje terminó en octubre de 1961. Una vez que el film estuvo montado, los directivos de MGM no estaban satisfechos con el final, así que en mayo de 1962, Billy Wilder propuso un nuevo final; Ben Hecht escribió toda la secuencia y como Milestone se negó a dirigirla, George Seaton, un nuevo director hizo el trabajo. Milestone terminó tan harto de la experiencia que no volvió a dirigir nada para la pantalla grande.

            La película contó con un extraordinario equipo técnico. La fotografía corrió a cargo de Robert Surtees, un maestro utilizando el color como había demostrado en films como: “Las Minas del Rey Salomón”(1950) y “Quo Vadis”(1951). Para la dirección artística contaron con George W. Davis encargado de este cometido en títulos como: “El Tiempo en sus Manos” (The TimeMachine, 1960) y “La Conquista del Oeste” (How the West Was Won, 1962) y con J. McMillan Johnson, el diseñador de producción de la mítica “Duelo al Sol”(1946). El montaje se lo asignaron a John McSweeney que seguro que tuvo que hacer virguerías con los miles de metros de filmación y la banda sonora fue compuesta por el polaco Bronislaw Kaper, una preciosa partitura que incluye fragmentos épicos, melodías tahitianas y cantos marineros

            El estreno en Estados Unidos fue el 8 de noviembre de 1962 y en España se estrenó el 20 de diciembre de ese mismo año.

            El film funcionó bien en la taquilla, pero el desaforado incremento en el presupuesto (el film terminó costando 19.000.000$), hizo que no fuera rentable. En “La Metro” rodaron cabezas.

            La crítica se cebó con Brando y el actor que entre unas cosas y otras terminó embolsándose 1.250.000$ por su trabajo, a raíz de las críticas recibidas y de su fama de conflictivo en los rodajes,  comenzó un declive como estrella que le duró diez años, hasta que ganó el Oscar por “El Padrino”(1972).

            La extraordinaria réplica de HMS Bounty, se convirtió en una atracción turística en las costas de Florida y se utilizó en un montón de películas y de series televisivas hasta que el 29 de octubre de 2012 el huracán “Sandy” lo hundió en el Atlántico. Curiosamente, además del capitán, murió una descendiente directa de Fletcher Christian.

            En fin, Brando vivió una de sus experiencias más inolvidables de toda su vida. Se enamoró de Tarita y del paisaje polinesio, tanto es así, que se casó con Tarita y se compró la isla de Tetiora, a solo 48 km de Tahití. Está claro que el actor se pasó todo lo que quiso, pero también hay que tener en cuenta la falta de planificación y la falta de agallas por parte del estudio para poner a la estrella en su sitio. La película visualmente es espectacular. El mar, las playas y las selvas tahitianas realzadas por el Technicolor y el Cinemascope llenan la pantalla con unos escenarios fascinantes  y la labor de los actores es, francamente encomiable,  pero lo que personalmente me parece un milagro es que con todo ese desaguisado, terminaran haciendo una buena película.

            Ojalá algún día haya un productor que decida hacer una peli  o una serie de TV que trate de todo lo que pasó durante ese rodaje. Valdría la pena verla.






                                                       Hasta la próxima



















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