martes, 1 de septiembre de 2020

Titulos, honores y prerrogativas de la ciudad de Alicante

Titulos, honores y prerrogativas de la ciudad de Alicante

 
 
 
 
 

La bandera de Alicante

La bandera es por mitad vertical blanca y azul, con lo blanco junto al asta y las armas concedidas por Don Alfonso X el Sabio en el centro sobre la mitad que divide los colores, siendo posiblemente el blanco, referencia a nuestro Benacantil, y el azul, a nuestro mar y cielo.

El escudo de armas tiene un solo cuartel, en el cual, batido por las olas del mar, debe figurar en azul y blanco o plata una peña con su color, con la figura del rostro humano que la naturaleza formó en la parte Oeste del monte de Santa Bárbara – la archiconocida cara del moro-. Sobre él aparece en campo de gules un castillo de oro con una torre con puerta cerrada, honor que no disfrutaban en sus blasones otras poblaciones más importantes que la nuestra, demostrando con tal motivo que Alicante, condecorada por D. Alfonso con el título  de PUERTA Y LLAVE DE LOS REINOS DE CASTILLA, fue siempre una Villa LEAL.

 



La bandera y el escudo de Alicante son reconocidos por todos sus vecinos. Muchos de ellos conocen lo que éstos representan, así como las cuatro iniciales que en el escudo figuran. Sin embargo, lo que no muchos alicantinos saben es que esta ciudad cuenta con importantes y privilegiados fueros y títulos reales, otorgados por diferentes reyes de España en reconocimiento a los méritos históricos realizados por la ciudad.

Así, entre otros, ésta posee los títulos de Puerta y Llave de los Reinos de Castilla, Leal y Esforzada, Muy Ilustre, Fiel y Siempre Heroica Ciudad de Alicante. Os contamos las circunstancias que motivaron alguno de estos títulos.

De Villa a Ciudad

Mediado el s. XIII, Alicante pertenecía al reino de Murcia, regido por Aben-Hudiel, quien no tenía poder suficiente para defenderse de Almanzor, rey de Granada, motivo por el que decidió hacer entrega del reino a D. Fernando el Santo, III de Castilla. Éste mandó a su hijo el Principe D. Alfonso, que se encontraba por tierras de Murcia rescatando Cartagena, Lorca y Mula del dominio musulmán, se personase en Ali-cant para tomar posesión del pueblo para la Corona de Castilla, otorgando al rey el título de Fernando III, Rey de Castilla, y I Rey de Alicante.

El príncipe Alfonso, cumpliendo con el mandamiento de su padre, se posesionó en 1245 de la población situada en las partes más altas de la falda del Ben-a-cantil en busca de la protección de la fortaleza ampliada y reforzada desde la llegada de Abd-el-Azis en el año 716, que la conquistara previamente a los godos.

La ocupación de la ciudad fue llevada a cabo pacíficamente y sus pobladores juraron fidelidad a la Corona de Castilla. El Príncipe D. Alfonso respetó a los moros el uso de sus viviendas, tierras y religión, partiendo posteriormente tras dejar en plaza una reducida guarnición. En torno a 1246, el Príncipe D. Alfonso se casa con la Infanta Doña Violante, hija del Rey D. Jaime el Conquistador, I de Aragón.

Pasaron pocos años antes de que la población árabe de la ciudad faltara a su juramento y se sublevara en contra de Fernando III de Castilla. En cuanto el Infante Alfonso se entera de tan alarmante noticia, regresa al Ben-a-cantil, batiendo a los rebeldes y apoderándose del castillo el 4 de Diciembre de 1248, festividad de Santa Bárbara, en homenaje a la cuál se rebautiza la fortaleza que corona dicho monte. En conmemoración de esta efemérides, el pueblo alicantino celebró durante muchos años un porrate en el que los vecinos se desplazaban en romería hasta el castillo. El día 6 del mismo mes, Don Alfonso conquista la ciudad y la repuebla con población cristiana.

El 30 de Mayo de 1252 murió D. Fernando III de Castilla, pasando a ocupar su puesto su hijo D. Alfonso, que de este modo, tomó el título de X Rey de Castilla y II de Alicante. Alfonso X el Sabio expulsó la población mora que aún quedaba en la ciudad y pobló la villa de caballeros, hidalgos y mercaderes cristianos, para seguidamente reparar y aumentar las fortificaciones del castillo y amurallar la plaza. Fruto de ello, se levantó la segunda muralla de la ciudad en lo que hoy es la Rambla de Mendez Nuñez, formando la Villa Nova, en distinción respecto al primer núcleo urbano levantado por los moros, que desde ese momento se conoció como Villa Vieja.

El 25 de Octubre del mismo año, el nuevo Rey expidió en Sevilla un privilegio en el que concedía a nuestro Concejo los blasones que debían figurar en los sellos de la ciudad, banderas, estandartes y pendones, así como leyes propias, elevó a la villa a la categoría de las mayores ciudades de Castilla, disponiendo que nuestros Jueces o Justicias guardasen en paz o en guerra las llaves del pueblo, honor que no gozaban otras poblaciones de mayor importancia. El documento original de este privilegio se conserva en el Archivo del Excmo. Ayuntamiento.

El 29 de Junio de 1260 en Córdoba D. Alfonso mandó escribir el libro de los antiguos privilegios, titulado Fuero de Alicante, con el objeto de recopilar todas las concesiones históricas hechas a los alicantinos, así como las reglas que debían seguirse en la administración de la justicia. Este libro se encontraba en el Consistorio Municipal hasta su extravío. En 1556 se concede una nueva copia al Ayuntamiento. Durante el reinado de Alfonso X se vive la mayor expansión de la ciudad; la Villa Nueva crece hasta la puerta de Elche (actual Portal de Elche). El monarca sentía predilección por la ciudad y solía decir con frecuencia que el castillo de Santa Bárbara era su mas hermosa fortaleza y el mas firme baluarte de la fé”.

Una ciudad leal y esfozada

Históricamente, Alicante siempre se mostró agradecida a tantos beneficios. Cuando en 1263 se sublevan contra la Corona la población morisca de más de treinta pueblos del reino de Murcia, Alicante mostró una feroz resistencia contra los sublevados y prestó numerosos servicios al Rey con tal valor y fuerza que este le concedió el título de LEAL Y ESFORZADA.

El 4 de Abril de 1.284 en Sevilla, muere D. Alfonso el Sabio, subiendo al trono Sancho el Bravo (V rey de Castilla y III rey de Alicante). En 1295, su enemigo natural, Jaime de Aragón al ver indefensos los estados de Castilla de los que formaban parte varias poblaciones del reino de Murcia, entre los que se encontraba la villa de Alicante, juntó un importante ejército y poniéndose él a la cabeza, entró por el reino de Valencia reduciendo a su paso cuantos pueblos y ciudades encontrara hasta que, en 1296 llega a las inmediaciones de Alicante y se encuentra las puertas de la villa cerradas y defendidas por los tercios castellanos, que soportaron muchos días el asedio de sus enemigos.

No pudiendo resistir más tiempo la defensa de la fortaleza, las tropas castellanas se replegaron al castillo, dejando sin defensa las murallas, ocasión que Jaime de Aragón aprovechó para lanzar el asalto en persona. Apeado del caballo y espada en la mano, según narran las crónicas de la época, el aguerrido caballero se encaminó hacia la cumbre del empinado castillo, y fue uno de los primeros en penetrar en la fortaleza. Ante su presencia, todos los guerreros sitiados retrocedieron aterrorizados, a excepción del alcaide del castillo, D. Nicolás Peris, que opuso una feroz oposición. Ambos caballeros lucharon a muerte en brutal combate hasta el fallecimiento del alcaide. En honor de tal hazaña y de la noble defensa de la ciudad que le había sido confiada, se alzó en su memoria un monumento en el lugar donde se situaba la “Torre de la Matanza”.

D. Jaime se reunió en la villa con los caballeros que había en la plaza, los cuales ante la imposibilidad de resistir por más tiempo, le juraron fidelidad, y en su reconocimiento el rey concedió al blasón de la ciudad el escudete listado de rojo y amarillo propio de los Reyes de Aragón.


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