CARTELERÍA
Tras comprobar la extraordinaria acogida que habían tenido los estudios “Universal” con los estrenos de “Drácula”(1931) y “El Doctor Frankenstein”(1931), la “Metro-Goldwyn-Mayer” se puso manos a la obra para dar la réplica e intentar producir un film con la única premisa de que fuera mucho más terrorífico que los estrenados por “Universal”.
El reto era difícil pero el “Estudio del León”, ya tenía por aquel entonces el suficiente poderío para conseguirlo
Cedric Gibbons, el Jefe del Departamento de Arte de “La Metro”, convenció al estudio para comprar los derechos cinematográficos de un cuento que había escrito un amigo suyo de la infancia llamado Clarence Aaron “Tod” Robbins.
El cuento se titulaba “Espuelas” (Spurs) y se había publicado en la “Munsey’s Magazine”, una de las revistas pulp de la época, en febrero de 1923
“La Metro” se hizo con los derechos por 8.000$ y rápidamente le asignaron la dirección a Tod Browning que además de conocer la historia, acababa de dirigir la exitosa “Drácula” de “Universal”.
Browning pidió que Willis Golbeck, un veterano guionista que treinta años después firmaría el estupendo guion del film de John Ford: “El hombre que mató a Liberty Valance”(1962), se hiciese cargo del libreto
Irving Thalberg, era el jefe de producción del estudio y el tipo que manejaba todo el tinglado a la hora de hacer cualquier peli en “La Metro”. La única directriz que le dio al guionista fue que tenía que escribir algo verdaderamente “terrorífico”.
Golbeck, acompañado de un equipo de guionistas estuvo trabajando durante cinco meses y entregó el libreto a Thalberg que pocos días después lo llamó a su despacho para felicitarlo. El productor convocó a Tod Browning y le dio plena libertad para hacer lo que quisiera lo que no sabía Thalberg es que a lo mejor, ni él, ni el estudio iban a estar preparados para lo que iba a ocurrir
Browning conocía muy bien el terreno que pisaba porque en su juventud había trabajado en el circo y seguía manteniendo amistades y contactos con ese mundo, que no nos equivoquemos, en los años 30 era bastante triste y miserable. Además, para poder desarrollar el tema principal del film requería seleccionar un casting un tanto peliagudo, ya que estaba formado principalmente por auténticos fenómenos de feria
El variopinto grupo contratado por Browning no requería ningún efecto especial, ni tan siquiera sesiones de maquillaje, eran personas que por desgracia sufrían de severas discapacidades físicas y psíquicas.
Para “La Parada de los Monstruos”, Browning seleccionó, entre otros, a Prince Randian, el torso viviente, nacido sin brazos ni piernas; las siamesas Hilton, unidas por la cadera; Johnny Eck, un hombre sin piernas; Peter Robinson, el esqueleto humano; Koo Koo, la mujer pájaro o Schlitze, un hombre aquejado de microcefalía y con un retraso mental muy severo
Ni que decir tiene que la llegada del grupo a los estudios desató toda una serie de quejas por parte de muchos ejecutivos y jefes de departamento que alertaron a Louis B. Mayer, el “mandamás” de “La Metro”, que le planteó a Thalberg la cancelación del proyecto.
Thalberg defendió a muerte tanto a la peli como a su director y solo cedió en que durante las jornadas de rodaje, el grupo de actores discapacitados no comiesen en el mismo comedor que el resto del personal (actores, técnicos y ejecutivos, principalmente). Así que se habilitó un comedor para el grupo de “fenómenos” y tan solo se permitió comer con todo el personal a las siamesas Hilton y a los hermanos Earles que en el film interpretan los papeles de Hans y Frieda
Debido a tal cúmulo de prejuicios, toda la producción tuvo muchos impedimentos desde el mismo momento de su gestación.
Los papeles principales estaban previstos para que fueran interpretados por Victor McLaglen como Hércules, Myrna Loy en el rol de Cleopatra y Jean Harlow dando vida a Venus. Los tres los rechazaron aduciendo que el guion les parecía ofensivo y fueron sustituidos por Henry Victor, Olga Baclanova y Leila Hyams
Entre los actores principales también contaron con Wallace Ford en el papel de Phroso; un actor que muchos recordaréis por películas como “El delator”(1935) de John Ford o “La sombra de una duda”(1943) de Alfred Hitchcock.
El enano Angelo Rossitto que en el film interpreta a Angeleno hizo carrera en el cine y en la TV. En la pantalla grande intervino en películas como “Mad Max, más allá de la cúpula del trueno”(1985) y también apareció en muchas series de televisión, quizás uno de sus papeles más recordados sea el de “Little Moe” en “Baretta”(1975-1978) la mítica serie protagonizada por Robert Blake
FRANCIA |
Tod Browning rodó el film en tan solo 24 días entre el 9 de noviembre y el 16 de diciembre de 1931, con un presupuesto de algo más de 300.000$.
En ese momento, eran los primeros años del cine sonoro y los actores aun arrastraban ese ímpetu de gestualidad y teatralidad propia del cine mudo, pero esto queda disimulado por las innovadoras maneras con las que Browning nos muestra la función
ITALIA |
La peli está filmada de forma magistral, con magníficos movimientos de cámara y travellings casi imposibles por estar hechos en espacios muy reducidos. Para todo esto contó con la ayuda de Merritt B. Gerstad, un veterano director de fotografía que tenía muy claro dónde colocar la cámara para sacar el mejor partido, como por ejemplo las secuencias finales con la lluvia, el barro y la cámara puesta casi a ras del suelo para captar de forma más inquietante los movimientos de los actores. Terror y expresionismo en estado puro en una soberbia puesta en escena concebida por Browning.
Gerstad fue también el encargado de fotografiar a los hermanos Marx en la inolvidable “Una Noche en la Ópera”(1935)
ISLANDIA |
Otro importantísimo colaborador de Tod Browning en el film, fue sin duda el director artístico Cedric Gibbons, uno de los mejores profesionales con los que contaba Metro-Goldwyn-Mayer. Fue miembro fundador de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas y el tipo que diseñó la codiciada estatuilla de los Oscars.
Gibbons además ostenta el doble record de haber sido nominado al Oscar en 30 ocasiones y haberlo ganado en 11 de ellas. Lo dicho, uno de los técnicos más influyente del cine clásico, artífice de la dirección artística de grandes films como: “Ninotchka”(1939), “Quo Vadis”(1951) o “Julio César”(1953)
ESPAÑA |
Una vez terminado el montaje de la peli, se programó una proyección de prueba que tuvo una desastrosa acogida y aunque Irving Thalberg decidió volver a editar el film, no pudo cancelar el estreno mundial en el “Fox Theatre” de San Diego previsto para el 28 de enero de 1932.
“La Parada de los Monstruos” había creado tanta expectación que se vendieron las 3.000 entradas del aforo obteniendo un incuestionable éxito de taquilla, pero por otro lado, algunos espectadores se fueron del cine sin terminar la sesión, otros directamente, se desmayaron y la prensa llegó a publicar que una espectadora había tenido un aborto tras el visionado del film
FRANCIA |
Así que esta fue la única vez que se pudo ver la película con su montaje íntegro y con su metraje original cercano a los 90 minutos de duración.
La pésima reacción de buena parte del público, provocó que “La Metro” recortara el film, dejándolo en la versión de 64 minutos que todos conocemos, suprimiendo buena parte de las escenas más terribles y aligerando ostensiblemente la crudeza de muchas situaciones e incluso del final del film, que era bastante más bestia
JESSICA SEAMANS |
El estreno oficial fue el 12 de febrero de 1932 en Los Ángeles de California y en España se estrenó el 10 de enero de 1933.
La proyección del film provocó gran controversia. La crítica estadounidense estuvo muy dividida y mientras en ciudades como Boston, Cincinnati o Houston el film logró un gran éxito, en muchas otras, fue un fracaso absoluto llegando incluso a prohibirse su proyección en varios estados.
Metro-Goldwyn-Mayer retrasó el estreno en Nueva York durante meses, no se estrenó hasta el 8 de julio de 1932, fue un fracaso estrepitoso también, tanto es así, que la retiraron de los cines pocos días después
BILL WOOD |
En el momento de su estreno, fue prohibida en Australia. En el Reino Unido también, y en 1952, veinte años después fue nuevamente rechazada para su exhibición. No se estrenaría hasta 1963 y con una calificación X, convirtiéndose en una de las prohibiciones más largas de la historia del cine en el Reino Unido.
Tras tanto descalabro “La Metro” prácticamente se desentendió de la peli y el film se dio por perdido durante mucho tiempo, lo que hizo aumentar si cabe, su categoría como película mítica.
La película se recuperó gracias al “Festival de Cine de Venecia” que la proyectó en 1962 y a pesar de ser el montaje mutilado de 64 minutos (porque de los 30 minutos restantes nunca más se supo) se convirtió en uno de los films más aclamados de esa edición
NIKOS BOGRIS |
Browning llevaba retirado del cine desde 1939, su carrera nunca llegó a recuperarse tras el estreno del film (tan solo rodó 4 películas más), “La Metro” le impuso estrictas medidas creativas censurando cualquier posible atrevimiento. Browning pasó el resto de su vida recluido en su casa de Malibú, murió alcoholizado y olvidado por la gente de Hollywood y nunca llegó a saber del éxito y el prestigio alcanzado por su película.
Existe un comic titulado “Feria de Monstruos”(1984) con guion de Bruce Jones y dibujos de Berni Wrightson que sin ser una versión de la película, sí toma aspectos y referencias de ella. 100% recomendable para todo amante de los tebeos.
En fin, creo que el film es la obra maestra absoluta de Tod Browning, un director encasillado dentro del género fantástico y de terror erróneamente, porque observando con detenimiento su filmografía, exceptuando “Drácula”(1931), casi todos sus films derivan descaradamente hacia el melodrama. El director, ya había abordado el tema circense en otra gran peli de su etapa muda titulada “Garras Humanas” (The Unknown, 1927) protagonizada por Lon Chaney, pero en “La Parada de los Monstruos”, Browning se supera, mostrándonos una película adelantada a su tiempo, perturbadoramente extraña, atrevida y única, de las que te hacen pensar, y lo hace revelando muchos de nuestros miedos ancestrales, el miedo a lo diferente, a lo extraño. Ese miedo que, por culpa de los prejuicios, está innato en todos nosotros, en los que lo reconocemos y en los que no. Lo que me lleva a plantear la siguiente pregunta:
¿Está nuestra sociedad ya preparada para superar ese miedo atávico que hace más de 90 años nos planteó el visionario de Tod Browning en “La Parada de los Monstruos”?
Hasta la próxima